Esta no es una historia corriente, es un hecho mágico que sucedió de verdad hace muchos años. Presta atención a todo lo que te voy a contar, que seguro te fascinará.
En primer lugar me presentaré. Soy una pluma, que para quien no lo sepa por ser muy joven, es un instrumento de escritura que se utilizaba hace años, antes de que existiera el bolígrafo. Todavía queda alguna por ahí, pero ya casi nadie nos utiliza, todo el mundo prefiere a los bolígrafos.
Mi primer dueño, fue un importante arquitecto parisino, con el que pasé bastantes años de mi vida y al que ayudé a firmar cientos de proyectos de arquitectura muy importantes. Pero un día, el famoso arquitecto se jubiló y ya no me necesitaba, así que decidió venderme a un anticuario de una ciudad holandesa.
Estuve allí durante otros tantos años, posada sobre un bonito escritorio de madera, de estilo inglés. Pasaban los días y nadie se fijaba en mí. Pero un día, supe que había llegado el momento. Algo extraordinario estaba a punto de suceder.
¿Te gustaría saber qué ocurrió?
Todo empezó cuando un señor con larga melena y barba blanca entró en el anticuario y algo me hizo sospechar que él me elegiría a mí. Era un señor de mediana edad, con aspecto cuidado y ropas ostentosas. Irradiaba una luz especial que me cautivó al instante. Ojalá sea a mí a quién busca, pensé.
Entonces, con paso lento y firme se acercó al mostrador y preguntó por una pluma de escritura, pues según le explicó a Felipe, necesitaba que fuera una pluma especial.
Felipe, que era el dueño del anticuario, sin dudarlo ni un segundo se acercó hasta mí y exclamó: -¡Esta será perfecta para usted! Es una pluma maravillosa. A lo que el señor respondió: -Pues me la llevo, será mi compañera de viaje y juntos cumpliremos sueños.
No pude contener la emoción, por fin saldría de aquel lugar donde tanto años llevaba, sin poder hacer lo que de verdad me gustaba, escribir. Por fin alguien se había dado cuenta de que tenía utilidad y me sacaba de aquel viejo anticuario donde las horas se me hacían días.
Cual fue mi sorpresa, cuando el señor se dirigió a pagar y Felipe le preguntó su nombre, a lo que él respondió: -Me llamo Gaspar, soy el Rey Mago Gaspar y esta pluma va a ser la pluma oficial de los tres Reyes Magos. Con ella vamos a escribir millones de cartas a todos los niños del mundo, va a ser nuestra gran aliada.
Y así fue, como mi vida cambió para siempre. Durante muchos años pensé que ya nada valía la pena, los tiempos habían cambiado y ya nadie escribía con pluma, pues para los demás era un objeto raro y fuera de lugar.
Pero un día todo cambió y me convertí en la fiel compañera de sus majestades los tres Reyes Magos. Así que desde entonces cada Navidad escribo a millones de niños. Si tú también quieres que te escribamos una carta mágica, no dudes en decírnoslo en tu carta a los Reyes Magos.
Y recuerda…
Aunque a veces sientas que estás fuera de lugar, llegará la oportunidad de demostrar tu valía y brillarás para siempre.