Hola, me llamo Judith y hace poco me he vuelto a enamorar. Ha sido un flechazo y no he necesitado más de una cita para saber que es el hombre de mi vida.
Soy mamá primeriza desde hace poco más de un año y mi pequeño Ángel me tiene loquita.
Durante este tiempo he descubierto lo maravillosa y dura que es la maternidad y muchas habilidades mías que desconocía.
Como que soy capaz de sobrevivir durmiendo poco o nada, que puedo tender la ropa, vestirme y preparar una cafetera con un bebé de 16kg a cuestas…
Que puedo cambiar pañales o dar un bibe mientras hablo por teléfono o que tengo un repertorio de canciones ilimitado si de dormir a mi hijo se trata, pero sobre todo…
Que el amor hacia un hijo no es comparable con ningún otro. Y que ahora que soy mamá, lo que más me importa es hacerlo feliz. Pero de eso hablaremos más adelante.
Tengo muchos defectos y uno muy grave
Tengo algunas virtudes y muchos defectos. Pero hay un defecto que se entromete en mi vida diaria continuamente y que es capricho de los genes paternos. Y es que soy muy despistada .
Y cuando digo mucho es mucho, de verdad. Ahora vas a entender por qué.
- He llamado con mi móvil a mi madre diciéndole que no encuentro el móvil por ninguna parte.
- He aparcado el coche en un centro comercial y he tardado más de dos horas en encontrarlo.
- Me he ido de compras y me he dejado el bolso en el probador.
- Cuando fui a responder las preguntas del juzgado para proceder a la unión matrimonial no me acordaba de ninguna fecha señalada.
Y muchos otros despistes que no recuerdo, o que mejor me guardo, por amor propio.
Te estarás preguntando por qué te cuento todo esto
Pues porque por culpa de mi corta memoria recuerdo pocas cosas de mi infancia, sólo algunos momentos concretos que me marcaron para siempre.
Recuerdo momentos un poco traumáticos, como los primeros días de guardería o cuando mi madre me obligaba a ir a natación, no había nada que me gustara menos. Entre todos los momentos felices que recuerdo hay una época que me marcó para siempre.
Durante mi infancia vivía en la primera planta de un edificio de ocho plantas, con la suerte de que mi mejor amiga vivía en la octava. Sólo nos separaban siete plantas, pero no teníamos teléfonos ni ningún medio que nos permitiera hablar sin tener que movernos del sofá y éramos un poco vagas, así que nos las ingeniamos de esta forma.
Comunicamos una cuerda por el patio de luces desde su habitación hasta la mía, una cuerda muy finita que pasaba desapercibida para el resto del vecindario. A través de la cuerda nos enviábamos pequeñas cartas, contándonos cualquier cosa que nos apeteciera compartir, que era casi todo
Recuerdo levantarme por la mañana emocionada y correr a la ventana a ver si me había llegado alguna carta de Carmen, cada una la abría con la ilusión de encontrarme una historia sorprendente.
Así nace cartapersonalizada.com
Y de estos recuerdos de mi infancia e inspirada por mi hijo Ángel y los sentimientos que han aflorado en mí desde que soy mamá, nace este maravilloso proyecto en el que personajes como el Ratoncito Pérez o los Reyes Magos escriben cartas a los niños.
Con la idea de regalar a los niños una experiencia sorprendente que recuerden para toda la vida, como yo recuerdo las cartas que me cruzaba con Carmen. Y de llenar su infancia de historias mágicas y alimentar su ilusión por mucho tiempo.
Porque no hay nada que iguale la magia de abrir una carta y no saber lo que te vas a encontrar, es una sensación única e indescriptible y más si el remitente es el Ratoncito Pérez, el Hada de los dientes o los Reyes Magos.