Los Reyes Magos también se toman vacaciones de Navidad, he aquí un pequeño relato.
La noche ya había terminado y los tres Reyes Magos se dirigían ahora de nuevo a sus palacios para descansar tras una larga jornada de trabajo repartiendo juguetes por todo el mundo.
Era tradición entre ellos celebrar un pequeño desayuno junto con sus pajes y camellos en el último oasis del camino antes de separarse cada uno en dirección a su reino.
Este año no iba a ser distinto y tan pronto llegaron al oasis desplegaron media docena de mantas de picnic bajo las palmeras y empezaron a sacar comida y bebida fresca de los equipajes que los camellos llevaban consigo. Allí había de todo: fruta, queso, algo de carne y vino fresco; un pequeño banquete pero con todo aquello lo que a los Reyes Magos les gustaba tener a mano en una celebración.
Compartiendo risas e anécdotas curiosas sobre este y sus anteriores viajes, los tres Reyes Magos y sus amigos los pajes pasaron las horas entre que los camellos descansaban tras haberse refrescado un buen rato bebiendo del pequeño lago del oasis y también gracias a la sombra que ofrecía la vegetación de la zona.
-Ha sido una noche increíble, al final hemos conseguido repartir todos los regalos a tiempo, aunque por un momento pensé que el sol nos iba a alcanzar antes de terminar la tarea- comentaba Melchor con una sonrisa de oreja a oreja.
-Sí, habrá que dar ración doble de comida a los camellos por su esfuerzo- mencionaba Baltasar.-Y ahora, ¿qué tenéis pensado hacer hasta el año que viene?
-¿Dormir? -rió Gaspar.-No, supongo que va siendo hora de unas pequeñas vacaciones, quizá a algún sitio fresco con montañas y tranquilidad.
-Suena bien- añadió Melchor.
Y planeando hacia donde ir en busca del merecido descanso el día paso y paso hasta que los tres Reyes Magos se separaron camino de sus palacios tras acordar donde se reunirían al día siguiente para irse con pajes y camellos incluidos, de vacaciones de Navidad.