En el ala Este del Lejano Palacio de Oriente, se ubican las majestuosas alcobas de Sus queridas Majestades Los Reyes Magos. Todas ellas gozan de grandiosos ventanales ubicados hacia el amanecer.
Al amanecer, los primeros rayos de Sol, despiertan a Melchor, Gaspar y Baltasar. A ellos les gusta aprovechar al máximo su día. Son muy madrugadores y aprovechan en gran medida las horas diurnas para acelerar el proceso Navideño.

Nada más despertar se asean con esmero y cantan en la ducha. Toman una buena taza de leche con cereales dorados que les aporta mucha energía para comenzar su laborioso y activo día. Uno de sus principales cometidos es permanecer en su despacho para atender cualquier incidencia con las cartas que les envían mundialmente todos los niños. Se dedican también por la mañana, a revisar que todos los pedidos estén en marcha y en muy buen funcionamiento.
Desde la alcoba y el despacho, cuentan con un bonito ascensor mágico, que les lleva rápidamente hasta cualquiera de las oficinas de la industria juguetera, y también hasta las fábricas de producción de juguetes, donde todo queda supervisado de primera mano por ellos. Este ascensor viaja a la velocidad de la luz y con su uso, los Reyes Magos, pueden trasladarse muy fugazmente a cualquier punto de su itinerario de trabajo.
Su labor es muy ágil y con la ayuda de los pajes, se prepara el día más esperado del año para los niños. La noche más mágica nace del fruto del trabajo de todo un gran equipo que está situado alrededor de Los Reyes Magos, teniéndolos a ellos como cabezas y líderes de tan importante evento, repleto de magia y amor por lo niños.
Cuando cae la noche, todos, tanto los pajes, como los ascensores, los despachos y las fábricas, paran. Toca descansar y reponer fuerza para seguir trabajando en hacer soñar a los niños.